Labrar la tierra es la operación agrícola consistente en trazar surcos más o menos profundos con una herramienta de mano o con un arado. La acción de labrar la tierra mediante un arado es referida como arar.
La palabra labrar deriva del latín laborāre[1] , que tenía el significado genérico de trabajar.
Finalidad de la labranza
* Facilitar la circulación del agua para un riego correcto.
* Destruir las malas hierbas.
* Hacer menos compacta la tierra, adecuándola así para la siembra agricola.
[editar] Tipos de labranza
* Labranza superficial: En general de menos de 20 cm de profundidad y sin recorrer la tierra. Se hacen con los llamados cultivadores que son aparatos dotados de un conjunto de púas que se desplazan arrastradas por un tractor.
* La labranza con cuchillas rotativas deja la tierra especialmente desmenuzada para poder ser sembrada, pero ocasionan una capa compactada alrededor de la parte arada que es muy perjudicial.
* Manualmente, la labranza superficial y el desherbaje se hacen con azada o azadón.
[editar] Evolución histórica de la labranza
El uso del arado romano, normalmente de madera y de tracción animal (bueyes o équidos) perduró hasta la mecanización agraria del siglo XX. A partir de entonces los arados mecánicos y los tractores permitieron arar la tierra con una mayor profundidad, algo que puede dar paso a procesos erosivos de pérdida del suelo
En la actualidad la tendencia es a labrar menos y aplicar técnicas como labrar perpendicularmente a la pendiente, con el objeto de reducir la erosión.
El uso de herbicidas o de guadañadoras permite actualmente prescindir de las azadas para eliminar la mala hierba
Estudios recientes demuestran que labrar sólo temporalmente aumenta la infiltración de agua y que el balance hídrico es más favorable si no se perturba la tierra. Además no labrar permite que los cultivos perennes tengan más raíces cerca de la superficie.